lunes, 29 de abril de 2013

Octubres Rotos

Ojalá exista una ciudad construida con huesos en la que solo puedan pasear ángeles caídos por el dolor. He grabado con runas tu nombre, nuestra historia y tu cuerpo entre mis alas, así te recordaré eternamente, y eternamente marcado en mi piel estarás. Porque fuego hemos sido, y de las cenizas acabaremos por resurgir, como un ave fénix rodeado de fuegos fatuos. Todavía estás en mi sangre y eso es difícil de borrar. Y excéntricamente me arropas aunque no lo quieras, y la única manera en la que puedo devolvertelo es amándote en secreto y sin correspondencia; soy más lista de lo que piensas, pues, aunque no lo creas, aunque solo quede el cartílago de mis alas, sé hacer que las plumas blancas resurjan, aunque después con mis lágrimas acaben por tornarse negras. Deseo contarte un montón de secretos que ningún ser humano ha revelado todavía.