¿Y qué más me queda? ¿La desolación, el criterio propio, la sangre y el sudor? ¿Dar, ofrecer
más sangre a una tierra yerma para que el recuerdo brille en el corazón? ¿Necesito otro beso
para hacerme comprender que el cariño hace más dolorosas las despedidas? ¿Es que acaso
necesito un astrólogo y un filólogo que me digan que mi cultura, mi lengua y mi casa ha
muerto? No, no lo creo. Creo que ahora, con eso de la imposición, debo callar todos esos
pensamientos, con cadenas, sangre y filo.
más sangre a una tierra yerma para que el recuerdo brille en el corazón? ¿Necesito otro beso
para hacerme comprender que el cariño hace más dolorosas las despedidas? ¿Es que acaso
necesito un astrólogo y un filólogo que me digan que mi cultura, mi lengua y mi casa ha
muerto? No, no lo creo. Creo que ahora, con eso de la imposición, debo callar todos esos
pensamientos, con cadenas, sangre y filo.