domingo, 18 de agosto de 2013

Lugar neutral

Pongo mi diminuta e insignificante figura contra la pared; me escondo dentro de la chimenea mientras resuena el tic-tac del reloj de pared. Ahí es el lugar donde se alimenta el fuego para dejar sus cenizas, ahí, en la chimenea, es donde se esconde la muerte y donde surge la vida.

El tiempo ruge entre sus fauces, sopla con fuerza sus mecanismos; moviendo sus engranajes, para avanzar con ligereza, para recordarme el dolor y la tristeza. El tiempo es como el óxido, deteriora cualquier relación si te descuidas.

Es un triste juego de ocultarse en un lugar dónde se ve todo lo que ocurre, no vendrá ninguna mujer a cubrirme con su negro manto ni veré florecer cerezos entre las piedras cubiertas de hollín. Es una ironía llena de whiskey y embriaguez, es una mentira llena de lujuria y magnetismo. Es un lugar sin techo y sin fondo donde ocurre todo.

Las cadenas que impiden movernos, se rompen. Cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez. Te separas de la pared y giras, ahí me ves. Mi velo de tinta, mi  máscara maldita; brotan lágrimas del maltrecho mecanismo emocional. Inmovilizada como el hielo, ahí sigo de pie, te observo. Sé como surgen las flores de tu cuerpo, sé como vuelas cada noche en el bar. Sé en qué te has convertido y sé lo que has sido.

Es el lugar neutral prometido, es la canción inspiradora que nunca he oído. Es una copa de vino, es la melodía de un viejo vinilo. Es un puzle y raíces intrincadas en la roca. Es Nunca Jamás y cualquier lugar de la Cala de los Humos. Es donde me refugio para evitar pensar que enamorarse es besar a la muerte.  Es la barricada donde me recluyo, es el oasis del que bebo, es un lugar a prueba de incendios.

Es cada lugar en el que te beso, es la geografía imperfecta más perfecta de tu cuerpo.

Y agarro los cables de la vieja televisión con fuerza y me los enchufo en la cabeza, que todo el mundo televise mis recuerdos llenos de amor y horror, que Hollywood distorsione mi realidad con cada guión. Que todo el mundo sepa que amar es disparar a tu propio cuerpo; que amar es destriparse, entregar tu corazón sangriento y desangrarte por dentro.