miércoles, 24 de julio de 2013

Morir feliz [entre sus brazos]

Saber que estás en un túnel a oscuras, buscando un resquicio de luz, intentando encontrar una salida. Te acabas dando por vencida, acabas estando rota. Acabas echándote la culpa de todo, acabas creyendo que no hay nadie que te ame. Estás entre brumas, dando vueltas en círculos, sin poder avanzar o retroceder. Sola, fría, decrépita y vieja; te acabas sintiendo de esa manera.

Hasta que aparece él, como el más caluroso día de verano. A ese túnel lóbrego le acaban saliendo grietas por las que se cuela algo de luz y arco iris. Excavas en las paredes haciendo tú misma tu propia salida de ese complicado lugar en el que te habías cercado. Huyes de ahí, sales corriendo hacia sus brazos como alma que lleva el diablo. Sólo porque quieres ver su sonrisa, porque quieres ver la luz que hay en su mirada. Y quieres enredarte en su cuerpo, como si fueses una serpiente; quieres llenarte de su olor. Le muerdes el labio inferior para que te bese con más ganas; te besa en la nuca, dándote calor. Le buscas de nuevo, suplicando otro de sus besos, sabiendo que de esa manera puedes morir feliz entre sus brazos.

Sabiendo que siempre serás suya.